No somos dueños de nuestro corazón
nos fabricaron sin ningún control sobre el.
Prueba a ordenarle parar a tu corazón y lo descubrirás,
nunca responde.
El decide por si mismo, toma sus decisiones
correctas o equivocadas y el resto del cuerpo asume sus consecuencias sin rechistar.
Por esa razón, aquel viejo corazón empezó a andar
ante el asombro de todos
a sus 37,9 años de edad.
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