sábado, 10 de diciembre de 2011

La estacion de tren

A las 20:30, como todos los dias del año,
esperaba junto al anden
la llegada del tren.

Le acompañaban como siempre, su chaquetón negro de los días de mucho frío
y el sombrero de las grandes ocasiones.

U
na vez el tren paró,
y le llevo por todos los rincones del país,
durante
años
le ens
eño cada calle y cada persona que en ella habitaba.
Aprendió a vivir.

La ultima vez que freno aquel tren,
le llevo aun mas lejos, al otro lado del mundo.

Conoció a grandes personas que hablaban raro a luz del dia
pero de noche, a la luz tenue de las lamparas de gas
hablaban, muy bajito, su mismo idioma.

Aprendió a llorar.

El tren pasa de nuevo por la estación, como todos los días a las 20:31.
Por las ventanas
pasan veloces
la caras
los reflejos de los viajeros
la luces.

Cree incluso reconocer a alguna persona de anteriores viajes
levanta su brazo para saludar pero el tren ya ha pasado.

El tren se marchó a lo lejos,
haciéndose pequeño con su ruido, sus caras, sus luces y su gente,

como despidiéndose
otra vez.


Detras de el, el viejo barrendero de la estación acabando ya su turno, detiene su escoba por un segundo, y sin dejar de mirar al suelo, le dice:
  • -Dejalo ya, sabes de sobra que desde hace años solo somos una estación de paso. Nunca mas volverá a parar el tren aquí...
El hombre del chaquetón negro de los días de mucho frío, ajusta su sombrero. Ofrece su media sonrisa al viejo mientras recoge su ultimo papel del suelo
da media vuelta y emprende el camino a casa.

Y pensaba si tal vez mañana, a las 20:30 tenga mas suerte.


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